ENDIKA BASAGUREN
Amalurra. Sólo la tierra podrá juzgarme “
En este momento la cosa más desechable del mundo es el ser humano”
José Saramago, Premio Nobel de Literatura
Desde la realización de un paisaje distopico, en el que el ser humano ha desaparecido del
planeta, se construye un nuevo entorno plagado de los restos/fósiles que hemos dejado
como nuestra herencia.
Este nuevo escenario invita a reflexionar sobre cómo el sistema capitalista interviene
dejando un rastro imborrable.
El capitalismo, en tanto civilización de la desigualdad, es en esencia explotador y
depredador. El sistema capitalista, como afirmó el filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría , “
vive de sofocar a la vida y al mundo de la vida, ese proceso se ha llevado a tal extremo, que
la reproducción del capital solo puede darse en la medida en que destruya igual a los seres
humanos que a la Naturaleza”.
Hemos construido un mundo a nuestra medida sin importamos las consecuencias de
nuestras acciones.
Diariamente salen estudios que inciden en cómo la vida en el planeta será insostenible
debido al calentamiento global y otros factores generados por el hombre. Aun así
intentamos o intetan auto convencernos de nuestra mínima incidencia sobre el mundo
debido a intereses económicos.
Esta propuesta elimina la variable del ser humano de la ecuación, el ser humano ha dejado
de existir, sólo quedan en el planeta las pistas de su existencia.
Los esqueletos de dinosaurio son ahora basura electrónica, edificios semi derruidos y
residuos plásticos.
Un ciervo rodeado de vegetación y chatarra electrónica dará la pauta para continuar la visita
.
Nos encontramos con imágenes de un futuro apocalíptico que no es tal, ya que es el mundo
en el que actualmente vivimos sin ser muchas veces conscientes de que ya vivimos dentro
de ese caos.